Las metodologías ágiles son un conjunto de principios, valores y modelos mentales que nos permiten enfrentar de una manera más efectiva la solución de los problemas.
En la era de la transformación digital, cada vez más empresas comprenden que el agilismo es la mejor forma de resolver problemas complejos, de enfrentar el cambio, de adelantarse a lo que quieren los usuarios para obtener mejores resultados e innovar.
El éxito de Spotify, Amazon y Airbnb es porque adoptaron la cultura ágil, se olvidaron de modelos tradicionales, les dieron autonomía a sus equipos, aprendieron de los errores y potenciaron un trabajo colaborativo, lo que al final se tradujo en calidad y velocidad.
Carlos Andrés Palacio, agile Coach de Pragma, explica que del agilismo se desprende una serie de prácticas, framework o marcos de trabajo que utilizamos para que las cosas sucedan. Las metodologías ágiles son un conjunto de principios, valores y modelos mentales que nos permiten enfrentar de una manera más efectiva la solución de los problemas.
Carlos cuenta que en la industria del software, en el pasado, las personas estaban acostumbradas a enfrentar los problemas con un método tradicional que trata de predecir la solución, sin entender muy bien que estaban inmersos en incertidumbres.
Es decir, cuando había un problema, suponían que lo resolverían con una determinada clave, entonces planeaban, diseñaban, desarrollaban y entregaban lo trazado, pero pasaban meses, y al final, se daban cuenta de que no era el camino.
Las personas no pueden predecir completamente la solución de los problemas, lo que sí pueden hacer es acercarse lo máximo posible, entregar una primera solución, hacer feedback y si el camino está bien, continuar el mismo, de lo contrario, plantear nuevas hipótesis.
“No se pretende resolver el 100 por ciento en un periodo corto, sino ir gradualmente. Por ello, en agilismo se habla de una manera de trabajo iterativo (ciclos) e incremental, para aumentar el valor entregado”, recalca.
Manifiesto ágil
El experto precisa que a pesar de que ya había algunos indicios en el siglo pasado, el agilismo como movimiento nació a principios de este siglo con el manifiesto para el desarrollo ágil, que tiene 12 principios, entre ellos, satisfacer al cliente mediante la entrega temprana y continua de software con valor y aprovechar el cambio para proporcionarle ventajas competitivas al cliente.
Otros valores del manifiesto ágil se refieren a desarrollar proyectos en torno a personas motivadas, confiar en su trabajo y darles autonomía, así como valorar más a las personas y su interacción que a los procesos y las herramientas.
“Desde la definición del manifiesto y a lo largo de los años, la experiencia ha demostrado que estos valores realmente funcionan. Cada metodología ágil o marco de trabajo individual (Scrum, Kanban, XP, etc.) enfoca y le da vida a estos principios de una manera ligeramente diferente, pero todas tienen procesos y usan técnicas, así como herramientas que fomentan uno o más de estos valores”, dice.
El agile Coach agrega que las metodologías ágiles no solo sirven y son útiles para enfrentarse a problemas de desarrollo de software sino también a todo tipo de problemas que tengan incertidumbre y complejidad ,necesiten de retroalimentación y, eventualmente, hacer cambios en el camino. Es decir, esto podría perfectamente aplicarse a la política.
Inspección y adaptación
Las metodologías ágiles tienen dos principios muy importantes: la inspección y la adaptación. A partir del resultado, me inspecciono, me adapto y tomo decisiones.
La inspección y la adaptación pueden darse desde muchas dimensiones: la forma cómo trabaja un equipo y los métodos que usa, entonces los integrantes se preguntan ¿estamos trabajando bien?, ¿nos analizamos? o ¿hacemos cambios? Es inspeccionar el resultado, adaptarse y hacer ajustes con la retroalimentación del cliente.
“Finalmente, somos personas que conformamos equipos para solucionar problemas de otras personas, no es tener una fórmula mágica, la complejidad hace que nos enfrentemos permanentemente a esas cosas inesperadas, a los productos y las relaciones en el mercado”, asegura.
Ventajas del agilismo
El experto resalta que el beneficio más grande de una empresa que usa agilismo es la adaptabilidad, la capacidad de responder a los cambios que el mismo camino le muestra, además de poder abrir los ojos, tener información para tomar decisiones y generar valor.
Entre las ventajas está el ahorro de tiempo; adelantarse a la competencia; reducción de riesgos, porque se detectan en el camino a medida que avanzan los equipos; mejora en el tiempo de respuesta frente a los cambios, porque el cliente no tiene que esperar que se termine el producto; además, mayor motivación, autonomía y compromiso de los equipos.
Mientras que las empresas que no usan metodologías ágiles, se enfrentan a todo lo contrario a la adaptabilidad, tienen la incapacidad de actuar oportunamente y corren el riesgo de no sobrevivir.
Si la empresa va lenta, cuando saca un producto al mercado, la necesidad ya no existe o no es relevante, los competidores actúan más rápido y los hábitos de consumo de los clientes cambian.
Si quieres aprender más sobre agilismo, manifiesto ágil y Scrum, descarga gratis el siguiente e-Book, que te brindará herramientas para que estés un paso adelante de la competencia. Además, encontrarás la grabación de un webinar con un experto sobre agilismo.